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Iberia 3.141

Para Sonia Chamarro La conoció en el Lope de Vega. Él cargaba los depósitos del Jumbo cuando la vio por primera vez. Aquel día amó el olor del queroseno. La volvió a ver en el Txoko de Barajas y se pavoneó delante de ella sin ningún complejo. Aquella mujer era la azafata más bonita que jamás había visto. Veinte años después, acodado en la barra del pub pensaba en ella. Suponía la vida que habría tenido con aquel piloto pero no le salía nada atractivo, así que se dedicó a observarla. Ella hablaba con gente de la compañía de lo del ere y reía. A ella nada le impedía reír. La camarera levantó el posavasos, pasó la bayeta por la barra, sirvió otra jarra de cerveza y le dijo:  _muy pronto todos esos estarán como tú, también observaran el mundo desde afuera.   Y él no pensó en eso. Se limitó a imaginar el pueblo de Barajas desierto y en como hubiera sido la vida junto a ella.   Antonio Misas Madrid, 20 de abril de 2013

Orizonia

_“Y vi a un ángel que estaba en pie en el sol, y clamó a gran voz, diciendo a todas las aves que vuelan en medio del cielo: Venid, y congregaos a la gran cena de Dios, para que comáis carnes de reyes y de capitanes, y carnes de fuertes, carnes de caballos y de sus jinetes, y carnes de todos, libres y esclavos, pequeños y grandes.” Aquel tipo iba vestido con una camiseta raída con publicidad impresa de un paisaje idílico en el que aparecían montañas y valles floridos bajo un cielo azul. Daba este discurso en la plaza de Colón subido en un cajón de madera.  Los borrachos bailaban, le abucheaban, le hacían calvos, se caían al suelo con el pantalón por los tobillos, los calzoncillos sucios y se reían de las cosas que decía. _ ¡Jesucristo no fue un hombre común pero después de dos mil años los fariseos nos siguen diciendo como debemos de hacer las cosas! Se bajó del cajón, abrió la tapa y sacó un brik del tío de la bota. Les dio de beber uno a uno. Sonrieron y bebieron y

“Tú que no puedes”

Los que se dieron de bruces con la chica no se percataron de que huía de algo. Se levantó del suelo en medio del barullo, recogió la bolsa de Zara con los objetos de escritorio y se apresuró a salir del edificio. El vigilante la acompañó hasta la puerta principal y se quedó observándola hasta que desapareció entre la multitud de la Gran Vía. _ “Los pobres y clases útiles de la sociedad, son los que llevan a cuestas a los burros, o cargan con todo el peso de las contribuciones del Estado.” Es lo último que le dijo a su jefe mientras firmaba el finiquito. Un temor desconocido hasta ese momento la había bloqueado y fue lo primero que se le pasó por la cabeza. Ella apoyó desde el primer día a aquel tipo que venía a reestructurar la oficina y a racionalizar las tareas. Cruzó por el paso de peatones y cuando bajaba por Montera hacía la Puerta del Sol, vio a las putas acosando a los transeúntes y pensó que “El sueño de la razón produce monstruos”. 19 de marzo de 2013 Anto

Mirar con los ojos de Julio…

y ver que en ella hay una buen persona, de ley. De ley es creer en un mundo más justo después de todo lo que está pasando y tener el corazón ingenuo. Lo rumia con devoción y hace una mueca ladeando la boca para agarrarse a la sensación que le produce estar pensando en ella. En el tren observa a la mujer negra que recorre sin cesar el pasillo largo del convoy. Cuando pasa a su lado oye la retahíla mecánica: “soy madre de dos hijos… no tengo dinero para comer… por favor… a quién pueda ayudarme...” Observa a la profesora del gorro de lana que corrige exámenes con un rotulador verde.   Elena entra en el vagón de otro tren y se maquilla con un espejito, se esparce crema por la cara y luego se pasa una esponjita con colorete. No repara en los demás. No siente pudor. Se dirige a una entrevista de trabajo y llega tarde. Piensa en Julio que va    en otra dirección, en el espacio que ahora no comparten, en el tiempo que no están juntos. Julio piensa en los hijos de la muj