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Orizonia




_“Y vi a un ángel que estaba en pie en el sol, y clamó a gran voz, diciendo a todas las aves que vuelan en medio del cielo: Venid, y congregaos a la gran cena de Dios, para que comáis carnes de reyes y de capitanes, y carnes de fuertes, carnes de caballos y de sus jinetes, y carnes de todos, libres y esclavos, pequeños y grandes.”

Aquel tipo iba vestido con una camiseta raída con publicidad impresa de un paisaje idílico en el que aparecían montañas y valles floridos bajo un cielo azul. Daba este discurso en la plaza de Colón subido en un cajón de madera.  Los borrachos bailaban, le abucheaban, le hacían calvos, se caían al suelo con el pantalón por los tobillos, los calzoncillos sucios y se reían de las cosas que decía.

_ ¡Jesucristo no fue un hombre común pero después de dos mil años los fariseos nos siguen diciendo como debemos de hacer las cosas!

Se bajó del cajón, abrió la tapa y sacó un brik del tío de la bota. Les dio de beber uno a uno. Sonrieron y bebieron y derramaron el vino por su barba y por su ropa. Le abrazaron fraternalmente. Abrazaron las Montañas. Abrazaron las flores. Abrazaron fuentes de agua pura que descendían a los valles. 

Madrid, 1 de abril de 2013
Antonio Misas