La chica se puso las bragas a oscuras, agarró el resto de la ropa y abandonó la habitación. El hombre se había quedado dormido. Miró por el ventanal del salón y vio una mariposa revolotear entre las flores. Quiso tocar los objetos de aquel tipo que le había deslumbrado la noche anterior. Posó la ropa sobre el sofá y prestó atención a los colores vivos de los cuadros. Pasó la mano por la caoba del piano y leyó las letras doradas que decían: Steinway & Sons, Patent Grand, New York. Cogió entre sus manos una fotografía antigua de una mujer sentada al piano, parecía hermosa. Todo le parecía armónico. Se acercó al espejo del recibidor, se quitó las bragas y observó su cuerpo desnudo, se detuvo en su sexo depilado, contempló sus curvas, sus pequeños pechos prominentes de pezones erizados y se sintió la mujer más bella de la tierra. Volvió a ponerse las bragas, se dirigió hasta el sofá y acabó de vestirse. Cuando salió a la calle le embriagó el olor de las flores, la luz, el c
Para Luis Tenreiro y Alicia Tenreiro Han pasado muchos años desde que salimos de aquella pandemia. Dicen que la vida nunca volvió a ser la misma, pero aquella situación me dio la oportunidad de tener una relación estrecha con mis padres, y aunque crecí en un mundo cargado de incertidumbre, fueron para mí, días de juego y de ilusión. Hoy pienso en esos días como en la etapa más feliz de mi vida. Agradecer a mí padre el amor incondicional que me profesaba, era poco, así que sorprenderle era una necesidad para mí, quería que estuviera al tanto de esa inmensa suerte que era tenerle. Para darle la bienvenida cada vez que venía de viaje me pasaba la tarde preparando collages. Quería sorprenderle para ver en sus ojos la única verdad que entonces me importaba. Papá era un ser apasionado con todo lo que hacía, disfrutaba de su trabajo, de la buena gastronomía y de la música, y todo, todas sus pasiones las compartía conmigo. Han pasado muchos años y hoy le observo mie