Ir al contenido principal

La librería de Ikea tendrá un lugar en nuestra casa


Para Verónica

A veces la leo poemas, otros poemas. Luego los míos y entonces me renuevo en los infiernos. Me pregunto si alguna vez estuve en un número inexacto de escenarios enredado en el espanto. Luego lo desprecio para buscar solo en lo exacto, en eso que ahora me ha traído ella.

Yo siempre estoy remediando algo de la existencia, metido en ello, inmerso en ilusiones que no me han traído nada. La miro y le digo: como te conozco ahora no te conoceré siempre porque el solo hecho de vivir nos otorgará un conocimiento distinto. Ese conocimiento irá transformándonos, concertará de una vez nuestras partes y nos irá volviendo otros.       

Ella me dice lo bonita que quedaría aquí la librería, y yo le digo, no quiero tener libros que empapen la pared de desamparo.

Solo me gustaría ya abrazarte muy fuerte cuando te levantas de la cama. Hacerte té y tostadas, con aceite y sésamo. Quiero pensar en otras formas, beber café y cerveza y fumar en la terraza. Y mientras los aviones se elevan en el cielo volverme para mirarte y saber que puedo alejarme de esas cosas que lo manchan todo de memoria.

En Ikea hemos recorrido todos los pasillos, todos los espacios, y la librería tendrá un lugar en nuestra casa.

Madrid, 18 de julio de 2017

Antonio Misas