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Mostrando entradas de septiembre, 2016

cero coma sesenta y nueve

…al día siguiente me desperté y sentando en el borde de la cama pensé que sería ahora imprescindible no pensar . No pensar en nada. Miré por la ventana como si pudiera averiguar algún indicio de la que iba a ser la semana más calurosa del verano e intenté hacer como si por mi vida no pasará nada que pudiera alterarla. Pero no me lo podía quitar de la cabeza, veía a la juez cuando se dirigía a mí y a la fiscal que no dijo nada durante toda la vista. O a mi abogada de oficio cuando me aconsejaba ocho meses, dos días y cuarenta días más de trabajos comunitarios. O me veía a mí a las puertas del cielo en un pasillo de la segunda planta del Juzgado de la Plaza de Castilla entre tipos endemoniados enseñando sus brazos tatuados, mujeres magrebíes acarreando a sus hijos que me hacían participe de sus cosas, o abogados mal vestidos aconsejando aceptar penas acordadas a clientes desorientados. Estaba metido en mi destino y este se estaba escribiendo en la secretaría de aquel juzgado po