La
abogada se acercó al estrado para informar a la juez que su cliente aun
tardaría en comparecer, un atasco estaba impidiendo que llegara a tiempo. La
juez observó que era menester establecer una fianza, sino quería que su cliente
fuera desahuciado, de al menos un cincuenta por ciento de la deuda contraída
con el arrendatario. La abogada, aclaró a la juez que su cliente todavía tenía
un lactante, y que este, le ocasionaba a su cliente unos gastos extras, que
rogaba a su señoría, tuviera en cuenta. Así mismo, debería ser tenida en cuenta
la actual situación por la que estaban pasando una gran parte de los ciudadanos
de este país, que hacía del caso en cuestión, algo general y no particular de
su cliente; había dos millones de niños
sin casa. En su opinión, ningún chiquillo debería quedarse desprotegido.
Todo era un vago recuerdo de cuando ejerció la judicatura,
ahora, todo le parecía absolutamente excesivo. Se sentía desbordada, no era
feliz y pensaba que eso no era bueno.
Madrid,
26 de noviembre de 2015
Antonio
Misas