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NOVELA. Herederos, La verdadera historia de Carmen Orozco


Herederos, La verdadera historia de Carmen Orozco
De Roberto Villar.

Él mismo, Roberto, me trajo un ejemplar de la séptima edición de la novela. Quería leer el libro después de haber leído Asoma tu adiós, su otra novela publicada. Reconozco que con la historia tenía prejuicios, la novela estaba basada en una serie de televisión, Herederos, era una precuela de esa serie que no conocía. Con el autor, tenía interés en saber más de sus cualidades narrativas y por qué no decirlo, interés por saber cómo se aborda eso que ahora llaman, precuela.    

Empecé a leer. Arrancaba con el nacimiento de su segunda hija, Carmen, la protagonista, y la decepción de su padre por haber traído otra hija al mundo, clásico. Y bueno, allí se iban presentando los personajes, el torero glorioso, marido y padre de dos hijas que destacaba como un mito entre su círculo de amigos. Todo era correcto pero mis prejuicios seguían haciéndome ver que aquella historia que se estaba contando carecía de interés para mí. Además la forma narrativa era clásica, un narrador omnisciente nos lo iba contando sin sobresaltos y de momento, todo estaba bien. Los personajes iban adquiriendo su personalidad y los diálogos resultaban verosímiles. Intentaba ser comprensivo y tener fuerzas para continuar.

Enseguida llegó mi primer sobresalto. Más bien porque no esperaba encontrarme con tales acontecimientos y, tan pronto. La cosa empezó suave, casi inapreciable, increíble claro. El padre no era un tipo ejemplar. Uno se esperaba encontrar, un torero de la época franquista, con sus ambiciones, su gloria efímera y su obsesión por tener un hijo varón para que heredara la estirpe torera y esas cosas, sus amantes, sus negocios turbios. Y así era pero además, resulta fuerte, hasta increíble, que aquel tipo, en las fiestas asiduas que ofrecía a sus amigotes en la finca, donde hablaban de toros, bebían y fumaban puros, ofreciera también a sus hijas. Sí, sí, eso he dicho. Desde que cumplieron la edad de once años.

Como es obvio, la historia que contaba la novela empezó a interesarme. Recorrí un calvario, fui testigo de los abusos y la vida complicada de todos los habitantes de esta novela que a cada página se iba desvelando de forma narrativa un poco más, con dosis bien medidas, alcanzando giros insospechados en ocasiones y ya no siendo una clásica historia.


No he encontrado en la novela, nada que reprochar. A mi modo de ver, está escrita muy bien, una narración impecable, una estructura acertada, muy bien definida y adecuada para la historia que se cuenta, con capítulos que avanzan lineales sin romper el hilo narrativo, sin experimentos ni queriendo innovar. Un lenguaje claro y adecuado, unos diálogos inmejorables. Quiero decir esto porque hace ya muchos años que dejé de leer novelas, que consideraba, no me iban a enseñar nada.  Y aunque he reconocido al principio mis prejuicios, también he reconocido mi especial interés por el autor. No me ha defraudado Roberto Villar, creo que es un buen escritor. Me parece un profesional como la copa de un pino. Y creo que debería  sacar más novelas a luz. Estas, mas suyas, más de lo que lleva dentro, como Asoma tu adiós, mejor si cabe.