A
este lado de Madrid la vida es más pueblo. Los transeúntes se van haciendo
conocidos y en poco tiempo ya no extrañas a nadie. Te entierras un poco en un
sabor rural y provinciano y parece que por aquí Madrid, ya no es Madrid. Queda
un poso de un pueblo, casas y tejados de un pueblo, discursos de un pueblo y
aunque la mayor parte de sus habitantes son internacionales, no queda un solo
ser cosmopolita en Barajas. La noche se cierra pronto, la gente, los bares, los
club sociales y hasta los adornos de las calles hacen parecer demasiado local
el entorno. Poco a poco te va mermando la capacidad de ampliar el mundo, te vas
haciendo un resumen de lo que eres, y te vas convirtiendo en la síntesis de un
tipo arrinconado junto a la chimenea. Todo es tan local y tan pequeño.
Para
salir al mundo, no hay nada como tener una buena revista en el wáter.
Madrid, 9 de diciembre de 2013
Antonio Misas