Ese día Murphy
llegó borracho como una cuba al bar de Pepón y se lio a hostias con Paco el
malacatones. Un señor que no era de “la parroquia” le miraba con asombro y
hasta se atragantó con la tapa de sardinas en aceite sobre cama de tomate y
pepinillo. Pepón agarró el palo de los borrachos, salió de la barra y le arreó
en el lomo. Murphy cayó al suelo y se puso a gritar como un cochino. El
malacatones se puso a darle patadas en las costillas. El señor escupió la masa
de sardinas, tomate, pepinillo y pan que tenía en la boca sobre Murphy que se
revolvía por el suelo lleno de desperdicios de gambas, servilletas usadas y
huesos de aceituna. El
resto de “la parroquia” se reía sin parar menos Pelé el rata que aprovechaba el
revuelo para tropezarse con el señor y robarle la cartera. Murphy quedó
tendido, sin conocimiento y alguien apartó al malacatones que lloraba y gritaba
fuera de sí. El rata vació la cartera y la tiró al suelo. Murphy abrió un ojo y
entre la basura vio una cartera. La agarró con disimulo. El señor apuró la
cerveza de un trago, se limpió airoso con una servilleta y le dijo a Pepón que
le cobrara mientas rebuscaba en el bolsillo de la americana. De pronto se puso
a dar patadas a Murphy y esta vez Pepón le arreó al señor en la cabeza. El
malacatones se puso nervioso y se lio a puñetazos con el señor. Pepón pegó un
palo al Malacatones y le reventó una oreja. El señor sangraba a borbotones por
la cabeza. Toda “la parroquia” se volvía a reír a carcajadas. El malacatones
agarraba al señor y pegaba la oreja ensangrentada contra su pecho. El señor no
sabía si agarrarse la cabeza o quitarse de encima al malacatones.
En el Televisor el Papa anunciaba su renuncia.
En el Televisor el Papa anunciaba su renuncia.
Madrid, 14 de febrero de 2013
Antonio Misas