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Ellos se largaron de aquí…

Hay días que busco sus escritos, sus ejercicios, su mirada puesta en las cosas abriendo una ventana a otra razón. Me gustaba indagar en su manera de explicar el mundo. Escribían bien.  Él suele venir a decir algo, ellas,  ya no.  Ninguno de los tres ha vuelto a escribir, al menos en sus espacios habituales. 

Los fines de semana Madrid se hace un lugar más habitable. El tiempo pasa como en los pueblos o en los hospitales, el ritmo de las personas se humaniza aparcando la maquina enfermiza que impone la semana laboral. 
Al alba, con el primer café releía sus historias para analizarlas y buscaba por donde podrían hacer agua, sobre todo en las de ellas. Las de él, eran más robustas, con una exhaustiva economía en el lenguaje y con cimientos de diálogo que me maravillaban. Las de ellas eran historias más noveladas, con más forma y oficio, relatos, cuentos estructurados. Eso me permitía buscar correcciones envenenadas y cuando bajaban la guardia, hacía de tipo duro con mis comentarios hasta importunarlas, a ellas y a sus lectores. Sentía cierto placer en dejar una buena filípica en los comentarios de sus Blogs. Creo que Alis todavía me odia por eso. Siempre le deberé mucho a Alis y a "Mi cajón desastre" por todo lo que me enseñó y aportó en esto de la escritura. 

Marlene era demasiado joven, y sentimental, y tenía el don de la narración, sabía contar cuentos como nadie hasta que el amor bloqueó por completo su talento. Fueron descendiendo sus  narraciones hasta convertirse en tiernos y enamorados relatos. Con los más eróticos hacía disfrutar a las ávidas adolescentes y jóvenes atolondradas que concurrían a leer las últimas ocurrencias "literarias" "...  Y si algún día?" lo cerró, prefirió ser feliz. 

Blanco viene  y se va, y me doy cuenta que faltan sus dibujos y sus letras. Lo busco también en ese periódico digital pero "Nada que decirte"...  ya no está.  A veces me dan ganas de ir a buscar a un tipo que no conozco a la Plaza de la Paja, ir como un pordiosero que pide y preguntar, y preguntar a los transeúntes, y preguntar por las mesas de los bares: ¿Conocen ustedes a este tipo tan brillante?. 

No pasa un día sin que eche de menos a estas tres personas, y en el que no piense empezar a escribir de verdad, al fin y al cabo, me gusta engañarme,  y creer que eso es lo que estarán haciendo ellas. Me hubiera gustado agarrar sus manuscritos para desmontarlos como un motor diésel, pero... la soberbia, en la mayoría de las ocasiones, va dejando restos de tu cadáver por las cunetas.     

Sonrío mientras el talento del Sr Zimmer, Alejo, me dice: ...Sr. Misas. La vida es postergación.  


Madrid, 9 de septiembre de 2012 

Antonio Misas