Hay días en
los que hasta el Manzanares parece un rio y cuando las Gaviotas de la
curva del Calderón se posan en el pequeño arenal, hasta se puede soñar con el
mar. Hay un Gaitero practicando en uno de los ojos del puente de la Reina
y.… me parece ver brillar la coraza de Octavio Augusto junto a las puertas de
las termas de Cimadevilla... el Manzanares yace casi detenido en su lecho, en
las esclusas, en la espuma sucia y en el olor a cloaca. Los hombres van
ignorando al rio por el paseo nuevo de la ribera como a un cadáver tirado en la
cuneta, olvidándolo y hundiéndolo en su cauce como si el muerto, a
nadie le importara.
Los hombres
están en otras cosas. Subidos en sus bicicletas luchan contra la vejez y el
tiempo, contra el estrés de la gran ciudad...
Los hombres
respiran el hedor del rio y deambulan ciegos.
Madrid, 23 de septiembre de 2011
Antonio Misas