El
tiempo me había instalado en un retiro, en apariencia, convaleciente...
Limitando ya el espacio de un ego, el mío, relegado
a desaparecer,
Y me vi buscando en los armarios algún traje
olvidado,
Planchando una camisa azul y limpiándome unos
zapatos.
Tanto tiempo sin hablar de mi a un extraño...
De mi pensamiento, de mi experiencia, de mi propia
existencia,
Buscando un planteamiento original de uno mismo
Y que no le quede duda de mi certeza, de mi
conocimiento.
Y yo, otra vez volviendo a dudar de si esto es lo que quiero...
Y sabiendo que no tengo opciones, que no hay más
opciones
Que conducir con orden mis pensamientos para
vivir...
Para en el calor del hogar,
Poder seguir cortando jamón en la cocina.
O por el hecho de que dudo,
Poder seguir instalado en ese retiro del que hablo,
mucho más tiempo
En el principio por el que vivimos,
Sentimos, nos movemos y comprendemos.
Y aquí estoy, exponiéndome a algún tipo de azar...
Porque en definitiva, nunca sabré llevar el control
de las cosas como quisiera...
Dejando a discreción, como el que echa sal a la
comida, mi suerte...
Analizando el discurrir del tiempo y el espacio...
Habitando en la soberbia ilimitada de los confines
de mi ego.
En Madrid, 24 de febrero de 2010
Antonio Misas
Antonio Misas