El
protagonista nos empieza hablando de su relación con Lau. Todo gira alrededor
de su incapacidad para asumir el abandono. Lau es
distinta por esta razón, y eso la convierte en el eje para comenzar la historia
de un hombre herido por este y por otros motivos en su relación con los demás,
que irán apareciendo a lo largo de la narración. Ella es la
explosión, el
inicio de la novela (una de las muchas mujeres que tiene en su haber) siendo
esta el primer hilo conductor (muy denso en una primera parte por la necesidad
que siente el protagonista de darse una explicación al abandono) que se irá
diluyendo a medida que va avanzando la novela. En parte por la estructura
creada para contar la historia.
En
el segundo párrafo la narración se detiene entre corchetes, para explicarnos “que podría empezar
por otro lado”,nos
advierte que “cualquier
empiece es bueno” revelándonos
algunos datos de que será de tinte autobiográfico;
es así como el narrador nos introduce en la novela. Este recurso no nos abandonará durante
toda la lectura, siendo, parte de la propia novela y un pilar de su estructura
que contendrá palabras para contar, cocinando, al mismo tiempo los hechos que
acontecen y justificará cualquier cambio de rumbo en la narración. Tenemos así un narrador en primera
persona, que utilizará el tiempo presente para hablarnos de lo que ocurrió en
su relación con Lau, una, la primera en la que recaerá el peso de la narración,
de sus dos, tres, cuatro mujeres principales, protagonistas corales, de un
elenco de mujeres secundarias, incapaces por sí mismas de aliviar la soledad del personaje. Tenemos así a un
narrador-protagonista que dará entidad a unos personajes cercanos para contar
la historia de su presente y pasado, y acreditará para que le apoyen y nos
acompañen en la narración.
Más
allá de la relación con las mujeres de Willy o de la relación sexual con las
mujeres de Willy, está la relación de amor fraternal con su hijo Mito y la
preocupación de ser un buen padre.
Pero
no quiero seguir por aquí, así que le diré a BLANCO lo que opino, destacaré lo
que considero más importante:
El
recurso de escribir [entre corchetes] está muy bien planteado y crea una
complicidad con el lector. Al contrario de lo que pudiera parecer, este monologo
directo para hacer partícipe al lector funciona perfectamente desde el
comienzo, dando datos de la forma en que quiere contarnos la historia y
haciéndonos participar en la narración.
Cuando
la historia es ya tan densa que empieza a “martirizar” al lector con su propio
martirio, aparece el recurso estructural del DIARIO, recurso que nos proveerá de aire
fresco, acelerará el ritmo de la acción, introducirá a Cel (también brisa
fresca) doblemente, pues aparecerán escritos referentes a la historia que se
nos está contando, de su puño y letra; es pues Cel, un personaje que participa también en
la escritura de esta novela.
Cuando
nos hemos adaptado al cambio, a las novedades, se da otro giro rotundo, EL COMA, que
vuelve a cambiar el ritmo (Nos hace preocuparnos. A estas alturas hemos asumido
una total complicidad con el narrador) introduciéndonos en un diálogo en forma
de intercalado cursivacon
Merce, la madre de Mito, que produce el desenlace de todo lo que realmente le
importa al protagonista, pues ella nunca ha dejado de participar en su vida. No se olvida aquí tampoco de Clay,
Mara y su hija Clarita, de los que no he hablado y no voy a hablar.
Si
tuviera que desestimar algo, desestimaría el capitulo-cierre LA NOVELA DE PAPA,
por explicativo, y porque crea una especie de hacer de mago: vamos que se lo
saca de la manga para dejarnos tranquilos y, nosotros
NO queremos quedarnos tranquilos después de leer una BUENA novela.
Es
pues, a mi modo ver, Roberto Villar BLANCO un buen narrador, un tipo con mucho
oficio que tira aquí, en ASOMA TU ADIÓS, de múltiples recursos literarios y lo
hace de forma sobresaliente. Habría mucho que decir del lenguaje, para bien,
pues nunca rebasa la línea, aun viéndosele su patente amor por las palabras.
Madrid,
3 de febrero de 2012
Antonio
Misas