El hombre y
la mujer encontraron una carta en la cajita junto a las llaves de su nueva casa
donde se mencionaba algo que había dicho Fran Bascombe, el alter ego de Richard
Ford en su novela El día de la Independencia. Les sorprendió.
La carta
decía lo siguiente:
Ahora empieza tu nueva vida, una nueva vida
llena de proyectos e ilusiones.
En esta entrega de llaves sabemos que abriréis
la puerta al primer día de todos los días del futuro. Sabemos que encontraréis
habitaciones vacías que llenaréis de emociones, y que por las ventanas que
miran al mundo entrará el aire que con frecuencia colmará el espacio de
felicidad, pero antes que nada queremos hacer mención a algo que dice Fran
Bascombe…
Este es vuestro nuevo hogar y este es nuestro
deseo.
Esta es la nueva casa, el nuevo hogar donde no
hay límites para desarrollar todas las posibilidades de bienestar, prosperidad,
felicidad, comodidad y seguridad, para crear el mundo, posibilidades que ya
están en vuestras manos.
Disfrutad de este nuevo porvenir.
Os deseamos, de corazón, toda la fortuna y toda
la suerte, con todo nuestro agradecimiento, confianza y serenidad de ser conscientes
de la generosidad que os trajo hasta nosotros, a confiar en nosotros.
¡Muchas gracias!
Y la
firmaba el director de la agencia.
El hombre leyó
la carta a la mujer mientras ella observaba la fachada principal, le parecía
hermosa. El hombre dobló la carta sin mucho cuidado y la guardó en el bolsillo
de su americana, miró a la mujer y sonrió, ella le devolvió la sonrisa. Sus
ojos, los ojos de los dos, brillaban más que de costumbre, parecía que el
tiempo se había detenido en aquel momento. La mujer, que sostenía la cajita,
sacó las llaves y se las entregó al hombre.
En el
umbral de la puerta, antes de entrar, volvieron a mirarse y a sonreír. En ese
momento ella se acercó a él y en voz baja le llamó por su nombre y le dijo:
_ ¿Podrías
volver a leerme esa parte de la carta?
_ ¿Cuál de
ellas?
_ Esa parte
en la que se refiere a una novela.
El hombre
metió la mano en el bolsillo de su americana y sacó la carta.
_ Léemelo
despacio, por favor.
«…pocas
cosas son tan agradables como que te pidan que básicamente no hagas nada más
que dejar que todas las cosas buenas te sucedan como por pleno derecho.»
Ella le
abrazó fuerte, y dijo, este es nuestro nuevo hogar y ese es nuestro deseo, y
después, como si fuera la primera vez, le besó en la mejilla, se dieron la mano
y emprendieron el esperado camino hacia el futuro.
Marbella,
20 de mayo de 2021
by Antonio
Misas©
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