Para Car G. Lang y Tín Romero.
La leve
brisa se va llevando nuestras palabras y mientras él desarrolla para nosotros (en
el cine de su ironía) a un personaje cualquiera de su oficina, ella le mira con
esa expresión con la que siempre se admira a un ídolo del comic.
Ya se han
encendido las farolas del jardín y el murmullo del agua de la piscina existe para
ser
el
sonido de un rio que nos lleva.
Para remediar
este reducido espacio en el que nos encontramos veo mapas de indochina en su
relato, la veo a ella preparando el viaje de forma minuciosa. Veo vietnamitas
en pasadizos secretos y cuevas infinitas. Hay campos de arroz y miles de chinos
en motos, y en las noticias de un telediario del setenta y tres veo un carro de
combate abandonado en un campo de arroz.
La ola de
calor ha venido otra vez a esta parte del hemisferio norte y nosotros bebemos
cerveza en la noche del jardín cuando, como cada noche, Travis ha venido a
saludarnos (You talkin' to me?) y a retozar
por la yerba.
Él dice que
ella es un “cerebrito” y se deja transportar
a los lugares que llevan sus ideas porque no le gusta permanecer en esa representación
vulgar que nos imponen del mundo.
A mí él me
recuerda a mí, y más que a mí a “Holden
Calfield” cuando cuestiona el valor de la sociedad haciendo alarde de una rebeldía
adolescente que no abandonará jamás mientras viva.
Algo hay
que suele suceder de forma teatral en este momento del verano, y hoy ya somos
una fotografía del futuro, un viaje en diciembre a “Canadá” puede que para seguir los pasos en la huida de “Dell Parsons”…
Y en la carretera del verano del veintitrés reverberará la flama de otro viaje, tal vez a Birmania.
Madrid, 29
de agosto de 2022
Antonio
Misas
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