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La presencia siempre inalterable de los Mochuelos…

Para Cari y Clara


Escucho tu mensaje y con toda la alegría de tu voz, me dices: Hoy me he acordado tanto de ti… porque he ido a un restaurante que es un palacete y me ha recordado cuando estabas en Prosegur y te ibas a hacer visitas a los amigos que tenían restaurantes…

Y la nostalgia me agarra fuerte el corazón y pienso en la Resonancia Schumann, en el sonido de la tierra que escuché esta mañana a primera hora y me puso esa expresión que lleva la gente feliz, como tú cuando me hablas ahora, y sabía que hoy, hoy solo me ocurrirían cosas buenas.

Quién nos iba a decir que hoy tendrías un hijo con aquel tipo guapote que cada día te miraba abrumado por tu belleza. Todos los días a las puertas de aquella empresa te hablaba con la mirada y no se atrevía a decir palabra, nunca te decía nada. Quién nos iba a decir que aquel hombre cohibido por tanta hermosura, por tu cara tan bonita, se iba a convertir tiempo después en el padre de tu hijo e iba a ser una parte de esa felicidad que tienes... y entonces no sabíamos que ya te estaba viniendo.

Quién nos iba a decir que un día mucho tiempo después nos volveríamos a ver en el bautizo de vuestro hijo…

Quién nos iba a decir que llegado este día, en este momento estaríamos preparando un viaje hacía la boba de Clara. Todavía recuerdo aquel día en el que conocí a su novio y ya me gustó porque a mí me gustaba todo lo que le gusta a ella… Y hoy imagino impaciente ese día de junio que ya celebro como si fuera un tiempo posterior que hubiera que recordar con cierta melancolía mientras pienso en la de veces que ebrio le dije, en ese determinado momento del futuro, todo lo maravilloso y bueno de ella… 

Siento una vez más el sonido de la tierra a la vez que siento la presencia siempre inalterable de los Mochuelos… 

Mientras que hoy al atardecer el futuro se me va llenando de nostalgia.

 

Madrid, 28 de abril de 2022

Antonio Misas 



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