Para Cari y Clara Escucho tu mensaje y con toda la alegría de tu voz, me dices: Hoy me he acordado tanto de ti… porque he ido a un restaurante que es un palacete y me ha recordado cuando estabas en Prosegur y te ibas a hacer visitas a los amigos que tenían restaurantes… Y la nostalgia me agarra fuerte el corazón y pienso en la Resonancia Schumann, en el sonido de la tierra que escuché esta mañana a primera hora y me puso esa expresión que lleva la gente feliz, como tú cuando me hablas ahora, y sabía que hoy, hoy solo me ocurrirían cosas buenas. Quién nos iba a decir que hoy tendrías un hijo con aquel tipo guapote que cada día te miraba abrumado por tu belleza. Todos los días a las puertas de aquella empresa te hablaba con la mirada y no se atrevía a decir palabra, nunca te decía nada. Quién nos iba a decir que aquel hombre cohibido por tanta hermosura, por tu cara tan bonita, se iba a convertir tiempo después en el padre de tu hijo e iba a ser una parte de esa felicidad que tienes... y
La realidad es lo que se puede describir con el lenguaje, es un lenguaje descriptivo, no la realidad en sí. Por eso “los límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo” Ludwig Wittgenstein