Para Verónica
Ellos
siempre hablaban de ti como de un tesoro que quisieran poseer, bromeaban con
ello de esa manera que ocupa el espacio entre la ilusión y el juego.
¿Por qué no
lo iban a hacer?
Era una
manera de mantenerse fuertes ante la adversidad de un posible fracaso, de
imaginarse al abrigo de un espacio de ensoñación romántica y exótica que tantas
veces nos acercó en nuestra adolescencia a esa situación fantástica que nos
gustaría que nos sucediera.
En nuestra imaginación todo era posible a cualquier realidad imposible y aunque cabía un lugar para el miedo a ser rechazado, fantasear era el último refugio, y si bien pertenece a nuestra niñez, aun así, permanece en nosotros como un recurso inagotable.
Y si desear
es casi poseer, no hay barrera que impida tomar las figuraciones del teatro de
la vida como un acto tácito de realidad en las fronteras de lo posible.
Así que
aquellos amigos que hablaban de ti en aquella mesa llena de botellas vacías de
cerveza, y aunque parecía que habían dejado de ser adolescentes hacía más de
treinta años, la embriaguez de la primavera y la ilusión de la cerveza, les
llevaba a especular en un juego de niños con tener algo contigo.
No sé si
esto que cuento ocurrió y forma parte del pasado en el futuro de aquellos niños,
lo que sí sé es que la embriaguez de aquella primavera me llevó hasta ti, y a
escribir Las primeras mariposas.
Madrid, 8 de mayo de 2021
Antonio
Misas
Bonito recuerdo lleno de añoranzas, deseos, locura adolescente, y al fin y al cabo de amor.
ResponderEliminarSigues escribiendo maravillosamente.
ResponderEliminarque bella entrada
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