Para mi amigo Jorge, El patio central era el corazón de la vivienda, mientras el agente inmobiliario me hablaba de las posibilidades de la casa, noté por primera vez esa sensación de hogar que tantas veces había imaginado. Visualicé las estanterías con todos mis libros en el salón con comedor, vi mis cosas en cada rincón, las orquídeas de Verónica recibiendo toda esa luz, y me vi cocinando en aquella cocina llena de detalles y de luz natural que entraba a través de uno de los grandes ventanales. Observé a mis amigos el día de mi cumpleaños riendo y haciendo bromas en aquella casa blanca de grandes ventanales que inundaban de luz las estancias. La luz siempre me había proporcionado paz y cuando me detuve en la chimenea de invierno, cerré los ojos y el agente inmobiliario me dijo, sé cómo te sientes. En una de las tres terrazas había una piscina, otra era un solárium. Las vistas eran incomparables, podía perder la mirada y perderme ensimismado, recrearme en la satisfacción de
La realidad es lo que se puede describir con el lenguaje, es un lenguaje descriptivo, no la realidad en sí. Por eso “los límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo” Ludwig Wittgenstein