Para Paco y Nati Ya es de noche cuando el tren sale de la estación de Málaga. El traqueteo suave del tren nos lleva hacia esa oscuridad profunda que siempre me ha parecido tan hostil hasta el punto de producirme cierto desasosiego. El reflejo de mi rostro en la ventana va dejando en la máquina de la memoria los tres últimos mejores días de mi vida… Alguien saluda a Paco con solo un ademán, hace un gesto de las cejas hacía arriba, y Paco sonríe y le devuelve el saludo. Después todo gira a nuestro alrededor como si un camarógrafo envolviera nuestras vidas y las hubiera inventando hace cuarenta años para mostrárnoslas hoy. Me observo desde lo alto del olivo y desde arriba, desde sus ramas nos veo brindando por nuestra amistad con el negroni sbagliato que nos acaban de traer y levantando la copa miro a los ojos negros de Nati, miró a mi amigo y después a Vero que sonríe disfrutando con esa ilusión que le hace estar en sitios nuevos, diferentes, exclusivos, rodeada de buenos amig
La realidad es lo que se puede describir con el lenguaje, es un lenguaje descriptivo, no la realidad en sí. Por eso “los límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo” Ludwig Wittgenstein