Para Miguel Esparza, Michu. In memorian.
Nos
conocimos en Padua, en el porche de la casa de Olga y Bruno, era la comunión de
Sofía y Marta. Estabas allí fumando un cigarrillo liado con tu hermano Sergio. Sin
más preámbulos me interrogaste pretendiendo ser un tipo molesto, de esa forma tan
directa que interrogan los hermanos mayores de las chicas. Los demás sonreían
viendo como ponías la máquina en marcha; fuerza en la voz y tranquilidad en los
gestos hasta convertir aquel momento en un lugar acogedor.
El sol de aquella
mañana en Italia me parecía de un decorado de correspondencia para aquella
conversación mientras hablaba contigo y tu aceptación me iba acercando a ti.
Miro tus
medallas en la mesa junto a tus fotos, Berlín, Roma, Atenas… son de todos esos
maratones que te fuiste echando a la espalda.
Ha venido mucha
gente a despedirse de ti, han venido de muchos sitios, de muchas etapas de tu
vida. Y todos hablan de esa alegría que llevabas siempre puesta, de toda esa
bondad que te hacía tan grande.
Miro las fotografías
de la mesa de cuando te casaste y veo a María desconsolada, vencida por el
dolor que supone su perdida, toda su vida se ha ido contigo. No te digo como me
duele ver eso, como me duele ver a Candela que no puede parar de llorar, a
Joaquín doblarse hasta romperse y llorar, a Miguel intentando estar sereno,
pero no puede detenerse, moverse supone saber que cuando se detenga todo esto
le va a pesar demasiado.
Maite no se
lo cree, está intentando superar esa negación que le ha privado para siempre de
ti. Y Olga no para de llorar y reír recordándote, hablando con todos de ti.
Sergio conversa con unos y otros y está anclado en un abatimiento del que
tardará en salir. Ninguno de los tuyos se puede detener y pensar que mañana ya
no estarás.
Tal vez necesitamos
pensar que vamos a morir en algún momento y lo pensemos para que podamos
aceptarlo, pero ninguno de los que se quedan podrá nunca asumir esa perdida.
Todas las
veces que te vi fue para celebrar algo, hoy celebro haberte conocido y espero
que estés en ese territorio inexplorado donde un día nos encontraremos todos.
Hoy el sol
en Tres Cantos es duro como el hierro fundido, la máquina del tiempo se ha detenido
para ti y este sofocante calor del verano, es frío, eternidad y violento frío.
Descansa en
paz, amigo.
Madrid, 30
de junio de 2020
Antonio
Misas
Es conmovedora la escena de cómo cada uno enfrenta, o esquiva, la pérdida.
ResponderEliminarLamento que estés pasando por un dolor así, Antonio..
Muchos besos
Grande Michu.
ResponderEliminarPura pasión, pura energía, pura verdad.
Grande, en todos los sentidos.
Muy grande.
Le vamos a echar mucho de menos. Grande Michu.
ResponderEliminarYo le conocí corriendo. Aún no nos habíamos dicho los nombres y ya sentía que éramos amigos. Desde entonces, todos mis encuentros con Michu fueron así, en carrera.
ResponderEliminarTanto en la vida como en la maratón, creo que no ha podido correr mejor. En carrera lo importante es eso que puedes ir creando en cada zancada, en cada zancada de la vida. El “flow”, según los expertos, es esa sensación de goce que solo conoce el corredor de fondo. El orgullo y la pasión es eso que sentía Michu por su maravillosa mujer y sus extraordinarios hijos, a los que ha preparado para correr la carrera de sus vidas.
Me quedo con su cercanía con su carácter pasional y apasionante, con su bondad y con su cercanía.
Que descanse en Paz, que brille para él la luz perpetua.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarMichu, siempre te recordaremos como una persona alegre, extrovertida, natural, muy vital, pasional y con muchas, muchas ganas de vivir 😘. Desde el Balcón del Atlántico va hacia Madrid nuestro cariño para toda la familia, sus amigos y compañeros.
ResponderEliminarD.E.P
Michu, siempre te recordaremos como una persona alegre, extrovertida, natural, muy vital, pasional y con muchas, muchas ganas de vivir. Desde el Balcón del Atlántico va hacia Madrid nuestro cariño para toda la familia, sus amigos y compañeros.
ResponderEliminarD.E.P