Ir al contenido principal

A partir de ti

Para Clara

«La bondad es el punto más elevado de la inteligencia» «Espacio Suma No Cero» José Miguel Valle. 





Clara llegó en octubre del dieciocho. Nosotros, Cari y yo, habíamos llegado al final de la primavera. Yo ya había empezado a sentirme como Jack Lemmon en "Éxito a cualquier precio".

En aquella oficina que a mí me parecía destartalada había contables del Santander, equipos femeninos de televenta y comerciales de calle. Entre todos ellos, había alguna que otra chica cuya simpatía era una trinchera donde resguardarse, pero el primer día que llegué fue para mí un lugar Kafkiano.

¿Por qué no lo iba a ser para ella? Yo hubiera pensado eso de, dios mío dónde me he metido.

Y sin embargo, eligió la oportunidad de conocernos a todos, sin excepción.  

Y a mí estos meses se me fueron haciendo días a medida que la iba conociendo. Y siempre he pensado que su amistad llegó a nosotros como un regalo.  

Conocer su bondad, convivir con su generosidad y alegría me han dejado la sensación de estar viviendo en un presente irrepetible. Y aprender de su comportamiento ha sido toda una lección y un premio que en contadas ocasiones se te ofrece y solo una vez en la vida se te da.

No he querido perderme ni un minuto de ti, ninguno. Y soportar los que me han robado las obligaciones me han llevado a preguntarme, si este lugar merecerá la pena si ti._

Y a menudo pienso que qué será de nosotros en esta parte tan artificial e interesada que es el mundo de las ventas, qué será de nosotros sin su amistad y su misericordia.

Cuando ella ya no esté ¿Quién nos corregirá como nos corregía ella con tanto cariño y ternura?

Me refiero a Cari y a mí, que echaremos de menos verla cada día, y nos recrearemos perpetuando sus exposiciones de sensatez, cordialidad y alegría.  

¿Quién humanizará ya nuestra ironía?

_ ¿Quién, con tus ojos grandes, nos echará una mirada de amistad verdadera?

¿Quién nos sonreirá en los momentos que más te necesitamos?

¿Quién nos tratará con tu afecto y tu ternura?_

La recordaremos en esos momentos llenos de su genialidad cuando nos veíamos sorprendidos con uno de sus razonamientos, y a mí me parecía nuestra niña adulta. Esas veces que hablábamos con ella y en mi cerebro se recreaba eso de «yo solo sé que no sé nada» y toda la humildad de su corazón caía sobre nosotros. Momentos que tantas veces bendije y me anticipé a pensar que ya nada ni nadie podría jamás llenar este vacío que nos dejaría Clara el día de su partida a una felicidad que la estaba esperando, desde hacía ya mucho tiempo, junto a su gran amor. La vida, ahí afuera, la estaba esperando para hacerla muy feliz.

Será cuestión de pensar en ti con cierta lucidez, con todo nuestro corazón puesto en ti, por todas las cosas buenas que nos has dejado. Y sabiendo que te diriges a un futuro mejor y que solo estuviste aquí de paso para hacernos deliciosa esta vida ingrata. Y que fuiste un regalo que el karma bueno nos tenía reservado, y que a partir de ti, nuestra vida será ya para siempre un lugar mejor.

Solo puedo estarte eternamente agradecido._

Tantas veces fuimos tres, irrepetiblemente tres…

_ Pero cuando pienso en que no volveremos a ser tres en este lugar, no encuentro razón para contenerme… no quería decirte esto, pero no quiero aplacar este pensamiento que me aturde… y dejar de pensar que cuando por última vez nos mires y nos sonrías… y te alejes, entonces tendremos que resistir, aunque te estemos perdiendo, abandonándonos a la alegría, con la pena que nos causará tener que vivir el día de tu partida, que aunque sea la causa de un dolor… inevitable, te diremos que es lo que más hemos deseado.

Y tampoco quería decirte que empecé a escribirte desde un hermoso patio blanco de La Vera con la intención de hacerte una última manifestación de afecto, pero me salía que me sentía vulnerable… y hasta podía sentir a los cientos de insectos que se movían tristes, y las abejas entre las plantas zumbaban angustiadas… desoladas, desconcertadas, y  me sentía pequeño y afligido.

Y me sentía un majadero escribiéndote de esa manera, como si me enfrentara a una elegía de Machado, o fuera un aprendiz de poeta que emulando a Gamoneda hablaba de la sinuosidad de los insectos integrándolos en el sentimiento humano… y me sentía muy viejo, muy viejo y derrotado. 
  
Y no quería ni pensar que debo acostumbrarme a no estar contigo.
Y no quería saber que ya no estarás a la fuerza de no verte.
Y prefería decir dolor, a olvido.

Y aunque sé que te vas, y que ya no estaremos más en Los Candiles… esta mañana Pepa se dirigió a ti con tanta delicadeza… y se refirió a ese maravilloso proyecto de vida que te espera. Y al principio todo era triste, pero solo pude sentir alegría, sentirme contento, muy contento…

Hoy, esa piedra en el estómago.

Madrid, 27 de junio de 2019
Antonio Misas