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Avenida General




A Juan Pedro Fiscer, in memoriam. Para Lucía y Mª Jesús.


Entro con la moto por la Avenida… previamente había hablado contigo y como siempre, quedábamos en la General a tomar café. Otras veces me decías, en la Caprichosa, una caña,  y yo acudía a cualquier sitio porque solo me importaba ese ratito contigo. Entro en la moto por la general y voy como queriendo ir a verte, llevándote inevitablemente en el corazón y echándote de menos en este vacío confuso, porque ni siquiera recuerdo el último momento que pasé contigo y escuchándote se me mezclan todas las conversaciones. Aquellos días,  en los que me hablabas de tus propósitos y los otros, en los que me hablabas de Lucia y de María Jesús…  y se iluminaba tu rostro de niño, y me daba la luz de tus ojos llenos de amor incondicional, de ilusión y confianza.

Y yo te escuchaba, me ponía en tu lugar y eso, creo que te gustaba, al menos, ahora quiero imaginar que te reconfortaba. Y tú siempre hacías como que todo estaba bien, que todo te iba bien, y hablabas y hablabas, para que yo nunca te juzgara.  Y entonces, siempre brillaba el sol en Barajas.

Pensando en ti, hoy, pensando en ese tipo bueno, pensando que estás, y que solo descansas en un infinito vano. 
Voy y vuelvo, y rodeo la plaza y te busco en la Caprichosa. Salgo por la Avenida y giro en la esquina de la General que está llena de gente, y me detengo para agarrarme a tus lugares y a tus cosas.


Madrid, 30 de septiembre de 2018
Antonio Misas