A Juan Pedro Fiscer, in memoriam. Para Lucía y Mª Jesús. Entro con la moto por la Avenida… previamente había hablado contigo y como siempre, quedábamos en la General a tomar café. Otras veces me decías, en la Caprichosa, una caña, y yo acudía a cualquier sitio porque solo me importaba ese ratito contigo. Entro en la moto por la general y voy como queriendo ir a verte, llevándote inevitablemente en el corazón y echándote de menos en este vacío confuso, porque ni siquiera recuerdo el último momento que pasé contigo y escuchándote se me mezclan todas las conversaciones. Aquellos días, en los que me hablabas de tus propósitos y los otros, en los que me hablabas de Lucia y de María Jesús… y se iluminaba tu rostro de niño, y me daba la luz de tus ojos llenos de amor incondicional, de ilusión y confianza. Y yo te escuchaba, me ponía en tu lugar y eso, creo que te gustaba, al menos, ahora quiero imaginar que te reconfortaba. Y tú siempre hacías como que todo estaba bien, que to
La realidad es lo que se puede describir con el lenguaje, es un lenguaje descriptivo, no la realidad en sí. Por eso “los límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo” Ludwig Wittgenstein