Para Cristina Cuadrillero Me sonreía con toda la vida de sus ojos. Nunca conocí a nadie así, a nadie que me hiciera considerar con su sola presencia que el mundo estaba lleno de regalos. Hasta entonces nunca me había detenido en una amistad tan entusiasta. Me refiero a la alegría que me daba verla. ¿Imagínate si pudieras alguna vez elegir a todos tus amigos ideales para que solo ellos conformaran tu mundo? Yo ya lo había soñado de niño muchas veces y muchas veces lo había olvidado, pero ella me lo recordó y lo saqué del olvido. Conocerla fue como salir al recreo. Me trajo todas las cosas buenas y la vida me fue ocurriendo mejor con esa gratitud que me vino al conocerla. Y fui comprendiendo el sentido de encontrar lo mejor de los demás en los demás, y así, experimentar la satisfacción consciente y la fortuna que su carácter bondadoso me proporcionó para poder razonar otra representación del mundo. Han pasado muchos años desde aquellas primeras impresiones y la
La realidad es lo que se puede describir con el lenguaje, es un lenguaje descriptivo, no la realidad en sí. Por eso “los límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo” Ludwig Wittgenstein