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Mostrando entradas de octubre, 2017

Todas las mañanas de la vida que ya nunca volverán

Para Marta López Wangeneberg y para todos los suyos Siempre me recordó a esa chica guapa del telediario que se pone seria para dar las noticias. Conservaba una timidez natural en la que casi nadie repara y, a menudo los desconocidos, confundían con ese engreimiento que solemos llevar puesto los del norte. La consecuencia era ese gesto inexorable y limpio, puro como el hielo y la bondad. He de reconocer que me encantaba hablar con ella de las cosas mundanas como si fueran ajenas a nosotros, porque con ella sentía eso que buscaba siempre para observar al mundo; distancia. Ella tenía esa capacidad. Una mirada que la alejaba de las cosas, el mundo estaba ahí y nosotros nos encontrábamos a salvo de ser parte de esa incomodidad implícita que conlleva la pertenencia. Y aunque nada nos librara de esos momentos de gravedad que a veces nos ocurren al vivir, me sentía reconfortado charlando con ella, porque hasta en los momentos difíciles era capaz de encontrar la conformidad necesaria

La noche es tibia, blanca en tu voz.

Para María Ramos María dice que fue a los veinticinco o a los veintiséis y yo pienso que por entonces debía de ser como en la foto bonita, en esa que alguien captó su alma, en esa que mira hacia abajo, tal vez hacia algún abismo de la existencia, porque cuando aparece el alma, el pensamiento está en algún estadio de sensibilidad que pondera la alegría y la tristeza. Nos ha traído un vino portugués, muy bueno. María siempre nos trae vino. Bebemos y hablamos, María y yo fumamos, Vero nunca fuma y no paramos de hablar. Suena la música y una voz que es su voz, nos asombra. En ese momento pienso que nunca he escuchado una voz tan bonita y me desarma, la miro y me estremece. Emocionado busco referencias comparables y solo encuentro a Win Mertens , a sus voces blancas y sopranos, a Cécile Kempenaers que, entre todas esas voces, en la oscuridad del What You See Is What You Hear , tantas veces me hizo llorar...   La noche es tibia, blanca en tu voz. Y hay silencio y emoci