A nadie le
importa nadie, pensé cuando me dijiste que te sientes olvidado por esos amigos
que un día fueron tan valiosos para ti y por una parte fundamental de la familia
que no acepta tu forma de vivir. Y yo me quedé en silencio, escuchándote,
observándote y pensando en lo que tú pensabas, pensando en todos ellos, en sus
razones, en ese egoísmo que me dices, en su indiferencia que recargan de
molestia, de malestar cuando te ven y tienen que pasar unos momentos contigo. Enseguida
te censuran, te reprenden y te dicen como deberías comportarte.
Me quedé pensando
en esas cosas y me vinieron a la cabeza los versos del Último Fragmento de Carver, siempre me vienen:
¿Y conseguiste lo que
querías de esta vida?
Lo conseguí.
¿Y qué querías?
Considerarme amado, sentirme
amado en la tierra.
Después comimos unas anchoas saladas sin un buen trozo de pan y
continuamos hablando de nuestras cosas.
Madrid, 29 de marzo de 2016