Nos
fuimos. Me fui pensando en la paz y el silencio que queda en una casa después
de una fiesta. En las conversaciones con la gente, en que todo estaba ya en
todas las palabras pronunciadas. En el tiempo que quedaba atrás cuando se
cerraba la puerta de un escenario donde hubo alegría, ilusión y ruido. Allí
quedaba él, poniendo orden a los objetos para devolverlos a lo cotidiano. Me
fui pensando en la gratitud que les tienes a todos esos tipos que son
importantes para ti.
(Antes
de irme de su casa, dejé en sus manos un libro de Cheever, (bien podría haber
elegido a Tobías Wolff, a Richard Ford o a Carver... yo adoraba leer a estos
tipos formidables y cada vez, descubrir en su mundo, un mundo más soportable)).
Solía
decirme -Siempre me recuerdas aquel día...- aquel día al que yo solía
referirme era el de su despedida. Cuando muchos años atrás coincidimos por los
espacios renovados y enmoquetados, bajo la luz de los fluorescentes nuevos de
aquella empresa tan pretenciosa, tan intensa y naranja donde él empezó a ser un
tipo importante para mí. Hasta entonces, aquella persona que sin apenas
conocerme, me sonreía y mantenía conmigo conversaciones breves, mundanas y
abiertas, era uno más. Había paz en las conversaciones. Consideré aquella
invitación, la de aquel día, día de su despedida, un regalo. Que me contara como a
uno de los suyos entre sus amigos de siempre, entonces, fue lo importante. No fui muy
consciente, no reparé en que allí quedaría su ausencia. Eran tiempos de bajas,
lo normal eran las despedidas,(siempre imprevisibles). La vida continuaba para
todos con esa normalidad, a veces incomprensible, que rechinaba en los sentidos
de cualquiera de nosotros cuando el que se iba era uno de esos directores
esenciales para el negocio. Y sobre todo, un hombre bueno.
Desde
la terraza del piso catorce casi se puede tocar la Torre Picasso. Esta noche,
sus luces hacen que brille como un iceberg en el mar de Madrid. Esta noche, soy
consciente que fumo apoyado en la barandilla, con esa incomodidad que es
hacerlo entre el viento y la lluvia, pero despliego las velas y navego.
Esta
noche, soy consciente que celebro a mi amigo.
Madrid,
11 de febrero de 2016
Antonio
Misas