Fotografía. Madrid. A. Misas 2009
Sin
embargo, aceptó ser el representante de la comunidad en las próximas
elecciones, se inventó un interés, una opción, puso las dos manos en el fuego
por algún amigo y se subió al tranvía.
El
tipo no recordaba cuando se le quedó vacío el ideario que siempre tuvo y manejó
sobre los sueños, algo de ilusión por alguna empresa o estado de la existencia
(se sintió presuntuoso). El mundo conocido se había convertido en una
habitación diáfana. La opción y opinión de las demás personas no captaban su
interés. Los medios de información, la contribución de estos a la democracia
habían vaciado cualquier asunto de sentido. Le parecía que todo, como el jamón,
estaba sobrevalorado. Pensó que no llegaría a ningún lugar porque hacía ningún
lugar se dirigía.
Madrid, 13 de febrero de 2015
Antonio Misas