Aquel
día salió a la calle sin rumbo. Esa mañana había estado leyendo a Camus y le
iba dando vueltas a esto que una vez dijo: «Cualquier
hombre, a la vuelta de cualquier esquina, puede experimentar la sensación del
absurdo, porque todo es absurdo».
Y
lo era, es lo que pensó esa mañana. El mundo lo había sido siempre. La falta de
valores ilustrada día a día en los telediarios no es peor que esta moda del Coaching impregnada de farsantes que te
indican el camino a seguir. Realmente es absurdo. La vida hacía un camino de
éxito personal donde unos tipos te quieren hacer creer que puedes ser alguien
que no eres. Para esto tienes que cantar, bailar y visualizarte en la senda del
éxito, el desarrollo personal y el afán por alcanzar la excelencia haciendo lo
que sea, lo que se te dé bien.
No
hay un solo personaje público o privado que haya conseguido este éxito que
venden en este mundo que no haya salido despellejado en el televisor, no hay un
mito que no se nos haya caído.
«La comprensión de que la vida es absurda
no puede ser un fin, sino un comienzo». También
lo había dicho Camus y lo sentía como si me lo hubiera dicho a él esa misma
mañana.
Cuando
pasaba por la plaza de la calabaza sonaban las campanas de la nueva Iglesia de
la Alameda. Entró a comprar tabaco al bar de los chinos y Ligüy le dijo, un
vermú de grifo, te pongo un vermú de grifo… le dijo que sí. Allí había un tipo
sentado que enseguida se puso a hablar él.
_La
vida es hacerte un largo en un río de dudas, le dijo. Y el agua de ese rio
huele a chaparrón de verano por debajo de las porqueras. Más arriba
repican las campañas de una iglesia para interrumpirte, para no dejarte pensar
y entonces te sumerges y te ahogas en la suciedad de los cerdos, que son los
curas, los políticos y los banqueros… y toda esa gente que pone difíciles las
cosas a los viejos, a los niños, a los impedidos… ¡no somos putos relojes
suizos!
Le
miró y le sonrió. El tipo le devolvió la sonrisa y comenzó a leer en alto los
titulares de las noticias del periódico local, Distrito21:
Los
alumnos del “Margaret Thatcher” celebran Halloween en su «colegio fantasma»
Sobreseída la querella contra Pepa Aguado
¿Qué te parece?, le dijo. Hubo un tiempo en que fui abogado
por eso me intereso por estas noticias. Ahora no hago nada en absoluto.
Se despedió de aquel tipo y se
decidió a continuar su paseo matutino, para entonces ya había dejado de pensar
en Camus pero no podía dejar de darle vueltas a eso otro que una vez leyó, aquello que
había dicho Bukowski…
«Casi siempre lo mejor de la vida consiste en no hacer nada
en absoluto, en pasar el tiempo reflexionando, rumiando todo ello. Quiero
decir, pongamos que alguien comprende que todo es un absurdo, entonces no puede
ser tan absurdo porque uno es consciente de que es un absurdo y la consciencia
de ello es lo que le otorga sentido ¿Me
entienden? Es un pesimismo optimista».
Madrid, 8 de noviembre de 2014
Antonio Misas