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Los hechos son descosidos de poesía

Para R
Hoy en Madrid hace un viento suave de litoral, las ventanas de la casa hacen un pasillo a la corriente de aire que mueve las páginas del cuadernillo publicitario de Carrefour que subí de la mesa del portal. Se detienen en segunda unidad menos cincuenta por ciento en productos asiáticos…  

(“En aquellos años no dabas valor a la realidad”, es lo que me ronda por la cabeza, lo dijo R anoche, todo empezó ahí. “Llegaste hasta aquí y te convertiste en lo que eres”, le dijo aquel tipo de sesenta y cuatro años, y después de darle un abrazo a R, me miró a los ojos y me dijo: “R es un superserie”. Yo estaba a punto de dormirme, era más de la una y el pacharán me estaba sentando como un somnífero, el tabaco, como una patada en los huevos. Tres días sin fumar y la intención de volver a correr por las mañanas y allí estaba, encendiendo los cigarrillos uno tras otro. Bueno, me dije, la vida hoy te ha sentado aquí con un señor que quiere tanto a tu amigo (como a un hijo, lo dijo trece veces) y le tira los tejos a María, la camarera guapa encargada de LA FRESA. Ellos van relatando su vida, el señor me mira a los ojos para hacerme participe de su pasado y yo asiento y me encuentro metido dentro de mi sonrisa de idiota sin saber que decir…)  

…  y me pongo a leer en alto: KUNG-FU, GO TAN, BLUE DRAGON, PATAK´S, YANG-TSE Y KIM VE WONG, iguales o combinados. GO TAN me recuerda a Gotán de Juan Gelman.  

(…y mientras, yo intentaba justificar dentro de mi cabeza todo aquello, intentaba saber que hacía metido en aquella conversación. La vida es simple, te lleva a esas cosas y la mayor parte del tiempo intentamos buscar señales de forma estúpida, razonamientos, y ni siquiera tenemos la mente en eso que nos está pasando, me decía intentando seguir el hilo de aquella conversación. Pero yo sabía que me encontraba al margen por mucho que quiera prestar atención, como R a veces, que se quedaba ausente, yo sé que R pensaba en ella, en P,  él siempre está pensando en ella)

Opiniones 
Un hombre deseaba violentamente a una mujer,
a unas cuantas personas no les parecía bien,
un hombre deseaba locamente volar,
a unas cuantas personas les parecía mal,
un hombre deseaba ardientemente a la Revolución
y contra la opinión de la gendarmería
trepó sobre muros secos de lo debido,
abrió el pecho y sacándose
los alrededores de su corazón,
agitaba violentamente a una mujer,
volaba locamente por el techo del mundo
y los pueblos ardían, las banderas.
(Juan Gelman)

El sol pega en las bolas de acero inoxidable de los capuchones de las chimeneas y éstos parece que dan vueltas de veleta.  Los tejados están llenos de esas cosas. No sé si me entienden.

Madrid, 14 de agosto de 2014
Antonio Misas