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Las primeras mariposas







Para Verónica García
  
En abril, suponía mejores tiempos, seguía esperando algo más de la vida, alguien, pensó, como él. Se sentó a su lado por primera vez, y entonces sintió la vida como un sueño posible. Hasta ese momento, el mediodía en Barajas no era muy alentador, tampoco lo había sido la mañana ni lo sería la tarde. Vivir en un sitio monótono no daba para soñar. No daba el presente ni tampoco el pasado, no había espacio, ni ganas, ni imaginación para seguir… la vida era un sueño de otros.  

Él, la vio llegar y girar por la verja abierta de la Viña de Nerea y cuando se sentó a su lado, supo con toda certeza, que una mujer así, podría dar sentido a la existencia de un hombre, reducir la banalidad del mundo y contribuir, con toda seguridad, a abrir de par en par las puertas de la esperanza.  

No sabría decir a quién de los dos le pareció más hermoso aquel momento, ni el por qué empezó a soplar un viento suave, una brisa que mecía las ramas de las robinias de la avenida. Los dos se sintieron mejor, por la luz, por el sol que ya calentaba y resultaba agradable, había esperanza en el polen, ilusión en las primeras mariposas. 


Madrid, 3 de mayo de 2014

Antonio Misas