Siempre pensé que Elia había venido a un mundo de sombras. Siempre pensé que Elia tampoco tendría muchas luces para iluminar este mundo. Yo fui el pequeño de tres hasta aquel día de noviembre. A los doce años ya estaba más que harto de lo que ocurría en nuestra casa. El viejo nos daba tan mala vida, que tuvimos que aprender a desconectar en aquellos momentos intensos e indeseables que pasaba con nosotros. Era su carácter, nos decía. Más tarde supimos que era su propio miedo a vivir. _Nos estresabas tanto que nos bloqueábamos, le dijimos muchos años después. - Supongo que aprendimos a desconectar para evitar aquel bloqueo y que aquello, apareció en nuestro cerebro mientras vivíamos. Había que seguir pensando que en el mundo había otras cosas. La pequeña llegó tarde, llegó cuando nosotros nos estábamos haciendo mayores y ya dominábamos lo de desconectar, ese sistema de la razón que nos evitaba sufrir y nos permitía ser felices a pesar de todo. Crecimos con la seguridad de qu
La realidad es lo que se puede describir con el lenguaje, es un lenguaje descriptivo, no la realidad en sí. Por eso “los límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo” Ludwig Wittgenstein