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Nueve años

Para AOZ

En la retina el sueño. En la memoria, tu rostro. El cuerpo dolorido de no encontrar postura. La mañana fría. La mente liberándose de la resaca de hace dos días. La edad es ese amigo viejo que se va ocupando de ti. No hay alcohol ni sustancia que reviente tu recuerdo, no hay corazón que se duerma cuando el subconsciente prolonga las heridas en ese hospital en el que habito desde niño y en el que tú, fuiste mi enfermera. Todavía abro los ojos para saber que existes y los cierro para seguir sin ti. No hay ruido o sabor que no me traigan tus cosas. No hay mariposas ya, ni penas en diciembre. Viviendo deprisa no se transita la carretera de la paz, no se llega pronto a ningún lugar.

Pasarán circunstancias como abejas que enferman y mi sangre será, miel enferma.



Antonio Misas
Madrid, 27 de diciembre de 2013