Un ángel me dejó enfrascado en un limbo de calles sin salida y mientras
pienso en su nariz, escucho esa canción de Keane, en la que Tom Chaplin canta
al piano. En una novena planta tampoco se está tan cerca del cielo, aunque una
vez puede que lo creyera. Y hasta el café de madrugada se me llena de nostalgia
y me sabe a su saliva. Cuando piensas en una mujer crees estar un poco en ella.
Repites sus gestos, sus ruidos, sus manías y maneras y te pones en todas
esas cosas que hace para saber sentir, creer estar en lo que es y dar valor a
lo que sentiste cuando estabas con ella… y poder agonizar.
Agonizar, es vomitar en diciembre ¡querer ser como tú!. El amor es tan
egoísta… y estoy tan cansando… que hasta me siento cómodo... puede que esté
confundido.
Y me planteo un futuro que todavía no puede hallarse, arrodillado ante la
cubierta de un corazón que no es mío, buscando ese mismo porvenir que nunca
viene, esa felicidad que no existe.
Madrid, 4 de diciembre de 2012
Antonio Misas