para AOZ
Eché a
andar, crucé pasos de peatones, me cuidé de que no me atropellara un Tranvía y
maldije esa ciudad. No quise ser yo ni que tú lo supieras. No pude
permanecer. Me asfixié. Edifiqué una jaula para mí. Fui mi extraño.
Entonces
necesité regresar para no perder la prospectiva.
Observé los
árboles que hacían sombra mientras se acababa la tarde. Vi a mi hijo jugar y
pude abrazarle muy fuerte.
Intentar
hacer lo correcto… pero eso me impidió ser yo. Me dejó a merced de los otros,
obviando nuestro presente.
Tuve que
tomar distancia para saber quién me acompañaba en el viaje.
Echarte de
menos sería un buen lugar para edificar nuestra casa.
Madrid, 13
de agosto de 2013
Antonio
Misas