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Mostrando entradas de febrero, 2013

un día el chino amaneció cerrado

Al muerto no le faltaban motivos para estar en la caja de pino. Aquel tipo parecía un ángel dormido.  Podría haber encontrado la muerte en una reyerta, pero fue la quinina.  La china de la calle Divino Pastor no perdonó sus infidelidades, la mala vida, las palizas.  La curiosidad me llevó al tanatorio a mostrar todos mis respetos a la familia. Cuando leí la noticia en el periódico supe que tenía que acudir a conocerlo. Yo al tipo no lo había visto en mi vida. A Lin si, a ella la conocía desde hacía años de ir a comprar el pan. Lin era extrovertida y nos hablaba a todos de sus problemas. Era cariñosa con los niños y atenta y divertida con los adultos. En el tanatorio, observé a la familia, besé a la madre, di la mano al padre, incluso hablé de nuestra infancia con la hermana que no acertaba a recordarme. De pronto vi a la vieja de los perros, a la chica de la plaza, al del estanco del dos de mayo, a la de la tienda de antigüedades, a las peluqueras de san Andrés, al pobre de pedir de

Codicia viene

    Los ojos de la chica se llenaron de lágrimas.  Empezábamos a hacerla el vacío, incluso luz de gas por una simple cuestión de intereses comerciales. Durante los primeros meses se habían sucedido pequeñas crisis de desconfianza en aquel edificio enfermo.  En el mundo de las ventas siempre te encontrabas con tipos aparentes, insaciables, feroces, incluso con equipos enteros, dispuestos a amargarte la existencia. Si te cruzabas en su camino, te aplastaban. Aquel día la tensión ocupó todo el espacio. La chica se cruzó en una cuenta. La llamada del cliente activó la bomba. Se la asignaron a ella. Era una cuenta olvidada, sin oportunidades desde hacía meses.   Cuando todo se desmoronó, vi como la luz de gas alumbraba la perra ambición que nos domina. Vi esa luz ocupándose de nosotros.   Madrid, 22 de febrero de 2012 Antonio Misas

El día de la renuncia del PAPA

Ese día   Murphy llegó borracho como una cuba al bar de Pepón y se lio a hostias con Paco el malacatones. Un señor que no era de “la parroquia” le miraba con asombro y hasta se atragantó con la tapa de sardinas en aceite sobre cama de tomate y pepinillo. Pepón agarró el palo de los borrachos, salió de la barra y le arreó en el lomo. Murphy cayó al suelo y se puso a gritar como un cochino. El malacatones se puso a darle patadas en las costillas. El señor escupió la masa de sardinas, tomate, pepinillo y pan que tenía en la boca sobre Murphy que se revolvía por el suelo lleno de desperdicios de gambas, servilletas usadas y huesos de aceituna.    El resto de “la parroquia” se reía sin parar menos Pelé el rata que aprovechaba el revuelo para tropezarse con el señor y robarle la cartera. Murphy quedó tendido, sin conocimiento y alguien apartó al malacatones que lloraba y gritaba fuera de sí. El rata vació la cartera y la tiró al suelo. Murphy abrió un ojo y entre la basura vio una car

sinóptico

En aquel burdel, las chicas estaban sentadas en taburetes a lo largo de la barra y   se reflejaban en el espejo rosa que había detrás de las botellas. La camarera me miró a los ojos. Bien pudiera haber servido copas en las terrazas del infierno, y al mismo tiempo, tenía ese aspecto frágil que tienen las damas de honor de las películas americanas. Le pedí una copa, me miró, y eché de menos el crucifijo que regalé en otra ocasión a una fulana que quería ser peluquera. El micropunto me había dado una percepción intrusa del lugar, el lugar no estaba en mí. El tipo del espejo no era yo, era otro que no había querido venir.          En aquel momento me di cuenta de que lo difícil es llegar pronto a los lugares donde te vas a encontrar contigo, y lo imposible que es no quedarte en ellos a vivir un tiempo. Ya no recuerdo cuando empecé a ver mi vida con distancia pero de lo que estoy seguro, es que no pude librarme durante el camino de sentirme como un vendedor de la once al que se le ha

NOVELA "ASOMA TU ADIÓS"

Novela,   Pre-Textos  228 páginas .  Roberto Villar BLANCO El protagonista nos empieza hablando de su relación con Lau. Todo gira alrededor de su incapacidad para asumir el abandono . Lau es distinta por esta razón, y eso la convierte en el eje para comenzar la historia de un hombre herido por este y por otros motivos en su relación con los demás, que irán apareciendo a lo largo de la narración. Ella es la explosión,  el inicio de la novela (una de las muchas mujeres que tiene en su haber) siendo esta el primer hilo conductor (muy denso en una primera parte por la necesidad que siente el protagonista de darse una explicación al abandono) que se irá diluyendo a medida que va avanzando la novela. En parte por la estructura creada para contar la historia. En el segundo párrafo la narración se detiene entre corchetes, para explicarnos “ que podría empezar por otro lado” , nos advierte que “ cualquier empiece es bueno” revelándonos algunos datos de que será de tinte autobio