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Mostrando entradas de noviembre, 2011

medio dólar

Para Andrés Prieto Felipe  En cada semáforo hay una chica con botas altas. Álvaro va detrás contando taxis. Yo he sacado el medio dólar porque hace tiempo que perdí  los amuletos del pensamiento. La otra mitad la tiene Andrés en el Norte. Ya no recuerdo cuándo y dónde lo partimos. En la noche de Malasaña el público está esperando a vivir y es imposible aparcar. El medio dólar formaba parte de nuestra fortuna en aquellos días en los que comíamos un menú en la Ford o en el bar Azul. En los mismos en que desde el cueto de San Bartolo, oteábamos a unos muchachos que les daba igual tomar un burdeos en el Quartier Latín de París, o unos vinos de la tierra de León, en Astorga. Eran años en que empezábamos a detestar Madrid y solíamos ir a Villameca. En la mesa de la casa de tus padres, Pedrín dijo una vez; “A mí el chorizo cocido, lo mismo me da meterlo en la boca que tirarlo “pa” la carretera “y eso que decía Pedrín, hoy, muchos años después, es la vida.

Se ocupó la vida...

Para María Misas  Se ocupó  la vida...  y después el desarraigo cuando me dijiste “los misas tenemos maldición, yo creo....”y entonces volví a ver posarse en todos nosotros el estigma de Caín.     Hace años intenté apartarme de todo eso y de todos vosotros, y me dio por especular con que cada vez que podíamos volver a vernos y no lo hacíamos, tal vez aprendíamos a salvarnos, y a pensar que vernos era la piedra con sangre.   En aquellos años para darme pena me tenía que emborrachar porque si no era incapaz. Nuestro corazón era también una garrafa de plástico llena de sangre maldita. Y había en nuestro apellido un veneno que respirábamos, que masticábamos... y hasta en nuestra voz había un poco de maldición ¡joder! A mí me confundían al hablar con tu padre y a los dos con nuestro padre, y los tres tenemos la misma estatura ¡Quién sabe cómo sería la voz y la estatura de su padre! aquel que nos trajo todo esto... y hasta lloraba desconsolado por el dolor que me producía esta maldita

Hollywood

“La película no ganó nada en Cannes. Y  Sarah empezó a plantar flores y otras verduras en el jardín. Y  nuestros cuatro gatos nos observaron con sus diez hermosos ojos”.  Años antes había dicho: "tengo dos opciones, permanecer en la oficina de correos y volverme loco… o quedarme fuera y jugar a ser escritor y morirme de hambre. He decidido morir de hambre” Y todos a los veintipocos queríamos ser alguien mejor que él porque hasta decíamos que escribía basura.  Todo el día borracho y follando y escribiendo la mejor poesía, que sacaba de sus entrañas empapadas en vino barato. La resaca nunca le impidió lavarse cada mañana, asearse para salir al mundo y amar y odiar a sus semejantes. Y estos blogs no sé si me recuerdan esas cosas que él decía y otras cosas parecidas.  Madrid, 1 de noviembre de 2011 Antonio Misas