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En una aldea remota de China...

eso imagino cuando el chino ayudante me sonríe y nos cruzamos un saludo al salir de la tienda de chinos donde trabaja cada día. Siempre le doy vueltas a estas cosas de camino a la tienda de los viejos. Bajo por San Andrés, paso la plaza y giro en la esquina de la Calle de la Palma. La cera es estrecha y en los adoquines de la calzada tienen una pizarra que pone con tiza: patatas de león, 0,39€ el kilo...  y mientras resisten y recuerdan su vida entera... dicen que se dan cuenta que nunca imaginaron que algún día, unos chinos, llegarían para quitarles el pan.  Y yo miro a los viejos y a las patatas y pienso cuando el chino ayudante me sonríe.  

Madrid, 21 de octubre de 2011

Antonio Misas