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Mostrando entradas de octubre, 2011

Esto no es

En una aldea remota de China...

eso imagino cuando el chino ayudante me sonríe y nos cruzamos un saludo al salir de la tienda de chinos donde trabaja cada día. Siempre le doy vueltas a estas cosas de camino a la tienda de los viejos. Bajo por San Andrés, paso la plaza y giro en la esquina de la Calle de la Palma. La cera es estrecha y en los adoquines de la calzada tienen una pizarra que pone con tiza: patatas de león, 0,39€ el kilo...  y mientras resisten y recuerdan su vida entera... dicen que se dan cuenta que nunca imaginaron que algún día, unos chinos, llegarían para quitarles el pan.  Y yo miro a los viejos y a las patatas y pienso cuando el chino ayudante me sonríe.   Madrid, 21 de octubre de 2011 Antonio Misas

Otra vez 7 de octubre

Para AOZ Te esperé en la esquina del Molly Malone hasta que se hizo de noche. Del maravillas salía la gente como siempre cuando salen del teatro, hablando de lo que ha sucedido en la obra de su vida y haciendo planes inmediatos para adaptarse a la realidad colindante. Poco a poco la calle se fue vaciando de gente, ya no es verano, y la noche regresa pronto y fría. Yo me acomodé en el tiempo que le quedaba a un jueves detenido, y me agarré al silencio del banco de la puerta. No te pude ver porque nunca viniste, aunque te soñé mil veces viniendo y cuando me di la vuelta, te abracé muy fuerte como si nunca me hubiera dormido.  Madrid, 7 de octubre de 2011 Antonio Misas

“claras de huevo en un bowl"

Para Melissa - M Marlene se largó un día y dejó a todo el mundo huérfano en este sanatorio. No hacíamos más que mirar por la ventana a ver si la veíamos regresar con las cazuelas. Pero en la calle vacía no hay figuras ni sombras y en el jardín de atrás solo los gusanos se comen las manzanas.  Empezamos a hacer eso de vivir sin ti. Fuimos desaprendiendo hasta arrancarnos las ilusiones y quedarnos desnudos. No nos acostumbramos a leer filetes como suelas de alpargatas. Incluso en una ocasión, soñé que yo era Randle McMurphy y por la mañana quise matar al cocinero. En la mesa de la cocina permanecen las últimas fresas con crema muertas junto al amor de las moscas. Nunca había visto a nadie escribir tan bien, con tanto amor, en las cazuelas.  Madrid, 4 de octubre de 2011 Antonio Misas