para de
noche apoyar la cabeza y buscar el sueño contando Mamuts, cosas grandes.
Elefantes que son tú y que tocas con la punta de la lengua mientras un muro no
los deja pasar entre tus dientes. Estar en el sueño queriendo querer hacer algo
para que te llene los huecos de años que se fueron en vivir...
Y a las
siete de la mañana te pones el mismo café que nunca sabe igual porque te pasas
con el azúcar o porque está más fuerte o más flojo, o porque nunca te importó
la marca de la leche desnatada... y te enciendes el mismo cigarrillo para que
te golpee en los pulmones y te baje un poco la tensión con las primeras caladas
que te arrebatarán parte de la vida que te queda.
Y piensas
que donde hoy hay sol, hubo quebraderos de cabeza y líneas que no te atreviste
a cruzar. Siempre en la carretera del mundo, desorientado, aplazando los
proyectos, la escritura... culpando a los elementos y las circunstancias
adversas. Poniendo excusas.
Te detienes
a pensar en la ducha en toda la gente que quieres y rezas por ellos mientras el
chorro de agua te golpea en la cabeza y te cubre los oídos del ruido que
imaginas, debe tener el paraíso.
Ella ya se
ha ido a trabajar después de darte un beso y desearte suerte y tú no sabes
donde dejaste la cartilla del paro. Pero hoy tampoco te detendrás a buscarla.
Antonio
Misas
17 de
agosto de 2011