me falta esa ciudad. En la taberna de abajo aquel tipo pensaba en esas cosas. Había estado en el cine viendo Carancho. Le gustaba ver a Ricardo Darín, podía meterse en su pellejo y ser otro en otro lugar. Todas sus vidas en las películas eran un escape... como beber. Siempre había oído que Buenos Aires se parecía mucho a Madrid y el cine le permitía viajar allí. En la taberna pensaba en esas cosas. Había ido al cine después del trabajo. Aquel día había trabajado en el Gran Café Comercial dando un extra, y aquel día el encargado le dijo que no volviera. Cuando le pidió explicaciones, el encargado le respondió; no te quiero ver más por aquí. A última hora se vio envuelto en la pelea, estaba como una cuba y nunca sabía por qué le pegaban, nunca recordaba lo que decía o a quién faltaba... solo pensaba que los borrachos, como los niños, nunca mienten. Salía de la taberna dando tumbos y pensando en esas cosas. Llegó a casa y su mujer le dijo; ¡apestas a alcohol! Rompió una silla c
La realidad es lo que se puede describir con el lenguaje, es un lenguaje descriptivo, no la realidad en sí. Por eso “los límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo” Ludwig Wittgenstein