El día treinta y uno de diciembre un emigrante sudamericano entró en el vagón, sacó la guitarra de la funda y después de un discurso tímido se puso a cantar una canción Mexicana que hablaba de Jalisco. La señora de tez morena, estaba sentada, parecía cansada y cerró los ojos. El hombre, cuando acabó de cantar, sacó su monedero y se lo acercó a los viajeros. La señora abrió los ojos y miró a los fluorescentes del techo. El hombre enfundó la guitarra y se fue a otro vagón. Ella nunca le miró.
Madrid, 1 de enero de 2011
Antonio Misas
Suele ocurrir, en los vagones repletos del metro las miradas entran y salen cómo ellos.
ResponderEliminarAnoche en tu anterior entrada te deseé mis mejores deseos para el 2011.
Besicos
Reconocer que los orígenes a veces nos discriminan no es grato, evidentemente la señora morena trataba de olvidar los suyos...
ResponderEliminarUn texto estupendo, fuerte y que lleva a la reflexión.
A poco de volver de mis vacaciones, dejo la prisa de lado para acercarte una palabra:
¡¡FELICIDADES!!
Que en ella se resuman tus proyectos para este año recién nacido.
Muchos besos, Antonio.
Quizás la mujer adivinó que aquel mariachi no era mexicano, si no compatriota de ella misma, o quizás no estaba dispuesta a compartir su aguinaldo con un mal cantante.
ResponderEliminarPero seguro que ese vagón anodino adormece la sensibilidad del mismísimo Rilke.
Feliz 2011! O lo que sea.
Muy bueno Antonio, como siempre.
ResponderEliminarFeliz Año.
Mucha paz, mucho amor y un año lleno de bendiciones!!!!!!
ResponderEliminarBesos de hada =)
Siempre existen miradas que se niegan, siempre hay miradas que se esperan inútiles, el cansancio viaja en todos los vagones.
ResponderEliminarUn beso y buen 2011.
¡Hola Antonio!
ResponderEliminarQuizás le conociera de antemano...
Saludos de J.M. Ojeda.
Buen Año.
Si el uno canta por placer, por nostalgia, por dinero; porque no le apetezca una jornada en cualquier-trabajo a ritmo de despertador...
ResponderEliminarLa señora no quiere ver esa realidad que no deja de doler. Se averguenza, aunque esa mirada clavada al techo sea un gesto de altanería, o de querer ignorar,o de huída,o de conmigo no va, o de esta manera no llegaremos a ninguna parte.(Ella se cree más digna).
El ser emigrante por NECESIDAD, queramos verlo o nó, es una manera de servilismo. Y no olvidemos que estas corrientes son rotativas,y que unas épocas nos vamos unos, y otras nos vienen otros.
Un feliz año Antonio.
Magnífico escrito;en pocas palabras un contenido intenso
muy interesante. cuántas ramificaciones-posibilidades tiene este cuento. un cuento en los huesos.
ResponderEliminarabrazos.
En la luz natural del sol, de la calle y a la luz de luna de la noche y también en la luz atificial de los trenes y vagones de metro y autobuses ,esta siempre transitada por personas de otros lugares del mundo con un mundo interior de nostalgias de tierras y de seres queridos en sus vidas que no olvidan sus raíces.
ResponderEliminarAbrazos de MA.
Nuestro futuro es ése, más individualismo que nunca en la historia, se ve que la socialización no es rentable.
ResponderEliminarFeliz año nuevo, Antonio!
Besito
Tienes varios relatos sobre inmigrantes.
ResponderEliminarLos ojos de la señora "morena" tal vez se cerraron como se cierran los ojos indiferentes de los humanos hoy en día, no sólo en el subterráneo, pasa también en los autobuses, en la calle, en los grandes almacenes o cuando los que comen en los restaurantes, dejan su propina y nunca ven los ojos de quien amablemente los atiende. Para mi no es más que el aburrimiento, el cansancio, la INDIFERENCIA, el hastío, y la frialdad humana que cada vez se hace más evidente. Nada de eso distingue nacionalidad, raza o colores en la piel.
Saludos cordiales,
No se cómo interpretarlo, si la señora de tez morena es tocalla suya, posiblemente pensara que cada uno se gana la vida como puede y pasa de él. Si por el contrario aunque sea de tez morena, no tiene nada que ver con él, interpreto que ni siquiera lo miró, como lamentablemente se hace con mucha gente que pide, ignorarlos. Se les hace invisibles, y asi se lavan las conciencias. En fin... Buen escrito como siempre, profundo, con un trasfondo un poco amargo.
ResponderEliminarUn beso
Los recuerdos afloran en cualquier momento, basta una canción para transportar una mirada perdida hacia la felicidad, mis mejores deseos para el 2011...
ResponderEliminarabrazzzusss
Lo que no vemos, no existe. A eso nos aferramos para no enfrentar las situaciones incómodas. Es más fácil dar la espalda que ir de frente.
ResponderEliminarAsí nos va
Feliz año, Antonio
Besos
¡Que triste! ¡Que real! Así es la vida, lo que para unos es importante para otros es la nada. Biquiños,
ResponderEliminarEstoy aquí porque leí uno de tus comentarios en el blog de ALÍS y, me sorprendió tanto tu clarividencia y perspicacia, que abrí un enlace con este blog.
ResponderEliminarAhora ya te leí y, si la señora tenía la tez morena y él era sudamericano, puede que ambos fueran del mismo país o que incluso se conocieran y ella no aprobara ese tipo de vida, para ella fuera indigno ganarse algunos euros tocando por la calle o en el metro y, hasta puede que ella considere que no atiende bien a su familia realizando ese tipo de actividades... somos tan complejos y dispares, que nos movemos por decenas de razones diferentes.
Me extendí algo... intentaré aprender a sintetizar.
un saludo.
Siempre llevamos en la piel el reflejo de lo artificial...
ResponderEliminarSaludos y un abrazo.
Quizá ella no tenía moneda para darle. Quizá su situación era incluso peor y ella no tenía la valentía ¿? de pedir monedas en el metro, incluso a cambio de una canción.
ResponderEliminarQuizá a ella no le importaba en ese momento el resto del mundo y ¿para qué mirar?
En Navidades estas historias, y la vida, se tornan aún más tristes.
Un saludo.
Gracias Antonio; es un placer siempre poder leerte, tienes un blog muy auténtico, aprendo mucho de tí leyéndote. Me alegra saber que estás ahí, la verdad que el blog lo tomo como algo casi para dar rienda suelta a lo que me apetece escribir, pero saber que hay alguien que lo lee me empuja a seguir con ello.
ResponderEliminarFeliz año 2011!!
Indio John
Gracias por tu detallado comentario. No creí la posibilidad de que alguna persona pudiera analizarlo tan minuciosamente. Por favor, no me asustes, es decir, no me causes cierto desasosiego, acabo de empezar con esto, no tengo técnica ni teoría aprendida, solo ganas, mucho interés en aprender y escribir. Por tanto, comentarios como el tuyo me motivan pero a la vez, haces que investigue más, cómo mejorar y transmitir lo que tenía dentro del modo más creativo y atrayente...
ResponderEliminarMuchas gracias, estoy de nuevo en tu cuaderno para dejar constancia que tu comentario me ha agradado mucho. Te seguiré leyendo.
un saludo.
Da igual mi interpretación. Creo que lo importante es lo que cada persona siente al leer cualquier texto, sea poesía, relato, cuento,... no me gusta que el autor de un texto me marque qué debo pensar, percibir o experimentar tras leer lo que nos ofrece. Esa es la grandeza de la escritura, la libre interpretación que cada lector maneja y emplea de determinadas palabras.
ResponderEliminarSon temporadas. Espero que esto pase y con el tiempo, consiga pulir y perfeccionar nuevas formas de transmitir.
Muchas gracias por tus palabras.
Un saludo.
Lo peor, sin duda, es no mirar
ResponderEliminarSí, la verdad es que la pobreza pasa desapercibida para muchos, sobre todo si el indigente de turno pide una "voluntad". Más que no verla, es que no queremos verla, con tal de no soltar "la mosca"...
ResponderEliminarY otro beso grande, Antonio.
Cuando no se encuentran las miradas no se reconoce el alma y somos simplemente unos viajeros sin atender a la banda sonora del momento.
ResponderEliminarBesitos amigo
Que te miro sin mirarte: pues te escucho o te oigo. Y con mis oídos, pinto tu existencia furtiva.
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