Para Javier
Puente, in memoriam
A la vuelta de la esquina ya no identificó a nadie. El mundo le había
sido fantástico pero el amor, un fraude. Pensó que estaba en el salón de la
fama cuando el Brown Sugar le golpeó con fuerza en el cerebro... aquello empezó
a hacer realmente efecto. Who Are You? le retumbaba en los oídos sin parar y
Roger Daltrey le llamaba para que subiera al escenario. Pasó por la calle de El
Medio a la calle de La Arrabal y se entretuvo mirando el escaparate de viajes
Iberia y vio las playas, y el mar cristalino, las palmeras y los cocos y las
chicas en bikini por la arena blanca y aquello subió mucho más. Pegó la cara al
escaparte y se impulsó hacía atrás para salir de aquella imagen que le tenía
atrapado, anduvo hacía atrás, se tropezó con una señora y cayeron al suelo, el
bolso se abrió y se agarró al pintalabios. Caminó tambaleándose hasta la valla
de obra y allí se arrodilló y abrió los brazos en cruz. Balbuceó, balbuceó y
quiso escribir, pero solo logró poner una “ese” antes de que se partiera la
barra y una raya roja bajó hasta el suelo antes de pegar con la boca en la
acera. Después sintió la humedad entre las piernas y el aliento se fue
volviendo lento, muy lento. Ni siquiera ya se movía el polvo cuando Roger
Daltrey dejó de llamarle.
Madrid, 18
de julio de 2010
Antonio Misas