Para Cesar de La Campa Alba
Hubo un momento de mi adolescencia, que
cuando mi padre me echaba de casa, me iba a ver a Cesar y me ponía con su
olivetti. Escribía sobre la ira y la armonía. Él me decía, no dejes de leer y
escribir nunca. Por entonces me leí todos los libros de Herman Hesse. Yo
escribía y él me ayudaba con la gramática y la ortografía, y luego me
animaba a leerlo en la misa, y las señoras de la primera fila se comportaban
como plañideras y luego me abrazaban y me daban besos como si mi padre se
hubiera muerto. Aquellas señoras adoraban a Cesar.
(exterior / noche – tormenta eléctrica /
viento y lluvia - cabaña / esquina)
“dos hermanos, niño y niña, escondidos,
atemorizados, gritan, sollozan”
_¡A quién vas a creer al reverendo o a
papá!, ¡dime!, ¡a quién vas a creer al reverendo o a papá!
Madrid,
25 de abril de 2010
Antonio
Misas