Con las manos casi vacías, por los intereses
más devotos, llegué a noviembre, retrocedí, queriendo entender la
velocidad vertiginosa con la que nos cambian de escenario… y me vi
dando vueltas por las calles de Madrid, viviendo a otro ritmo, derrochando
con generosidad el tiempo, ocupado en observar las vidas de los transeúntes…
sin imaginar, solo capturando en una milésima de segundo, ese instante de
suerte en mi afán por coger fugazmente su ser.
Madrid, 8
de noviembre de 2009
Antonio
Misas