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El ConSalero

Para Miguel Recio

“El hombre nunca puede saber qué debe de querer, porque vive sólo una vida y no tiene modo de compararla con sus vidas precedentes ni de enmendarla en sus vidas posteriores.” MILAN KUNDERA La insoportable levedad del ser.

Un cartel de se alquila este local cruza la persiana amarilla del ConSalero. Lo veo cuando paso por Capitán Haya y levanto el pie del acelerador… En el ConSalero Jean Chenaf bebía su agua de coco…
¿Qué diría Salvador Dalí si levantara la cabeza?

Disfrutábamos sin más entre disparatadas tormentas de ideas y risas. Imaginábamos y nada más cuando tú reinventabas la vida gentil. Nos atropellábamos entre mil palabras, entre mil pesquisas. Entre copas hablábamos y hablábamos y nos sentíamos estupendos.

Pipo siempre andaba en las efemérides, en los vacíos de nuestras memorias,  la cosa se aceleraba pero yo la veía lenta, muy lenta ocupando la mirada de Toñete. Juanjo hablaba del desamor y el olvido y Pato me parecía un oriundo escandinavo.

Otro día, Ana Belén nos enseñó el Book y se nos llenó el Consalero de su Belleza.

A mí me parece que la vida es como un cuento de Carver y nada más. La vida es un, [hice café y me senté en la mesa de la cocina] o, un, [nos levantamos y empezamos a vestirnos] o, peor aún, un, [pero a lo largo del día, en el trabajo pienso en lo que hemos hablado esta mañana. No puedo evitarlo. Entre otras cosas, la falta de sueño me ha dejado maltrecho. Me siento vulnerable…]

Leo a Carver compulsivamente y me siento como el ingenioso hidalgo Alonso Quijano y, aunque no tropiezo con Molinos, en mis sueños hay elefantes que me cierran el paso.

Viajo a ninguna parte por las calles de Madrid en las noches frías y no noto que se me pasa el tiempo entre la bruma y la helada, entre el olor al asfalto empapado y a cubos impregnados de basura. Es como el olor de una película de Pedro Almodovar.

Vago por las calles de un pueblo fantasma como Comala buscando a mi padre que se llama Pedro Páramo y mientras, mi madre me cuenta que habla con los muertos.

Cuanto me reí la última vez que fumamos marihuana; Fue en aquel concierto de Pablo Moro al que nos llevó Gabino… luego me dio la pálida por el calor, o por el frío, no sé, se me secó la boca y la sed no me la quitaba ni el agua. Con la marihuana desaparecen los filtros que me protegen de la realidad aparente.

[Oh Maga, y no estábamos contentos]

No sé si la vida es como un cuento de Carver donde todos estamos bien jodidos, no sé, uno nunca sabe dónde encontrará la fortuna. No sé.

[Cuando Fortuna hace girar su rueda hacia abajo, vete al cine y disfruta más de la vida.]

Madrid, 31 de diciembre de 2008
Antonio Misas