A
Andrea Pérez
Es desde la desolación,
Estampa
esta mañana del vértigo que siento
Y
no soy nada
Que
miro al mundo,
Al
gigante lejano,
Al
padre inalcanzable...
Y
me regocijo en el oportunismo del tiempo que regresa para hablarme de aquellos
preciosos momentos que ya no tengo.
Llaman
a las barreras de mi alma los lobos imaginarios de mis sueños
Asedian
mi casa a la luz del día.
Y
me escondo tras las cortinas,
En
la espesura.
Y
me persigue una angustia humedecida
En
la ciénaga de mis dudas,
Porque,
Aunque
no soy nada,
Guardo
en un cofre el ser consciente de que yo,
Algo
importo.
Y
comienza el corazón a vertebrarse.
Madrid, 30 de agosto de 2001
Antonio Misas Salas.