A
Marisol Llavero
Sabía ser niña,
puede
que no quisiera serlo pero ella era la niña que entonces indagaba en nuestras
vidas.
Todos
buscábamos allí algo que no teníamos o algo que, esencialmente nos faltaba.
Ella
nos hacía tambalearnos en nuestros miedos.
Entonces,
sin ningún reparo,
nos
amparaba un poco,
nos
protegía,
luego
nos soltaba al vacío y nos enseñaba
a
ser valientes.
Tocábamos con las puntas de nuestros dedos, sus dedos.
¡No
había secretos!
yo notaba,
Que
mientras hablaba,
nos
entreteníamos en su discurso
que nos
ejercitaba en despojarnos de algunas cosas que nos sobraban.
Nos
esforzábamos en retener cada palabra.
En su sonrisa siempre había eso que llaman
FUTURO
Antonio
Misas
Madrid, 8 de julio de 2002
Madrid, 8 de julio de 2002