Para Vanesa Calderón En mi camino angosto, De fango fatigoso, Hay raíces que se enredan en mis manos. Que por el pensamiento… solo se me ocurre un ser, Un reflejo huraño y fastidioso…, Un desaliento… ¡Arrebatos! ¡Gritos de mil déspotas! ¡Puñaladas de cuchillos! Incrustados en mi carne… Para que sean tan impertinentes tus palabras… De mis desilusiones estoy hecha, Y de mis lágrimas… ¡Joder! Que muchos de mis sueños son oscuros… Dime tú… ¡Para ser invisible y no estar! Nunca tuve una caricia, Una sonrisa tampoco, Un poco de Paz, bendita. Madrid, 12 de julio de 2007 Antonio Misas Salas
La realidad es lo que se puede describir con el lenguaje, es un lenguaje descriptivo, no la realidad en sí. Por eso “los límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo” Ludwig Wittgenstein